- por Marcos Nahuel Escobar para el Diario del Juicio
Gilda
Geretto fue secuestrada en el 75, en la casa de un matrimonio amigo, luego de
ser obligada a permanecer en ese domicilio por varios días, con su hijo y los
hijos de los dueños de casa. Después, fue llevada, con los niños, a la Jefatura
de Policía.
Por
teleconferencia, desde Buenos Aires, relató que -durante el tiempo que
permaneció en la casa con los niños- los uniformados rompieron todo. “Me
llevaron detenida, pero no había ninguna orden, ni ningún juez, ni nada”,
explicó.
En la
Jefatura fue separada de los niños. Su hijo fue retirado por su padre, el cual
debió viajar desde Santa Fe. Allí durmió en el piso durante dos o tres días,
junto con una señora de apellido Imaz, quien le, contó que había sido
torturada, luego fue llevada a una celda.
En la
policía fue interrogada, luego el juez también le formuló preguntas. “Yo no
sabía que estaba imputada, me enteré cuando, a los pocos meses, me dieron el
sobreseimiento”, señaló.
De la
Jefatura fue trasladada al penal de Villa Devoto, mientras que su hijo se
quedaba con sus padres. Con el tiempo pudo sacar un pasaporte y salió del país,
para exiliarse en México a fines del 75. Con su hijo pudo reencontrarse después
de años.
La
defensa oficial, indicando que haría una pregunta que sus defendidos le requerían, preguntó a la testigo si su marido había dirigido una huelga
importante a favor de los obreros del surco y si él había sido dirigente del
sindicato FOTIA. También le preguntó si él había tomado parte de un operativo
armado que intentó tomar por las fuerza un cuartel en Formosa. La testigo
contestó que ella se encontraba en Devoto en ese momento.
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